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20 de agosto. Jueves de la 20ª semana del Tiempo Ordinario

Jueces 11,29-39a/

Sal 39,5.7-8a.8b-9.10

R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Mateo 22,1-14

Jesús les habló otra vez en parábolas, diciendo: «El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir. De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: «Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas». Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron. Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad. Luego dijo a sus servidores: «El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren». Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados. Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. «Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?». El otro permaneció en silencio. Entonces el rey dijo a los guardias: «Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes». Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos».

Comentario

Ante todo la esencia cristiana es una invitación: solo nos convertimos en cristianos si somos invitados. Se trata de una invitación gratuita, a participar, que viene de Dios. Para entrar en esta fiesta no se puede pagar: o estás invitado o no puedes entrar. Si en nuestra conciencia no tenemos esta certeza de ser invitados entonces no hemos entendido qué es un cristiano. El Señor nos quiere decir algo más: ‘¡Tú estás invitado a la fiesta!’ El cristiano es aquel que está invitado a una fiesta, a la alegría, a la alegría de ser salvado, a la alegría de ser redimido, a la alegría de participar de la vida con Jesús.  (S.S.Francisco)

Dios es el rey y Jesús,  su hijo. Recibimos una invitación especial, a participar del banquete que se nos  ofrece, todos estamos invitados, algunos aceptan y otros no, es una fiesta y en esa fiesta hay alegría y risas y amigos.

Es una fiesta de salvación, donde nos redimimos y compartimos la vida de Jesús. Todos estamos llamados, ricos, pobres, mendigos y reyes, todos, pero no todos serán los escogidos. Porque para disfrutar del banquete que se nos ofrece debemos ser dignos, dignos hijos del amor de Dios, bondadosos, alegres, serenos… para ser escogido debemos estar dispuestos de corazón y espíritu para compartir aquellos dones con los que fuimos bendecidos, pocos o muchos, sentarnos en la mesa del Señor con nuestros hermanos necesitados y celebrar con ellos el banquete dispuesto.

Preceptores Nivel Secundario, Comunidad Educativa Jesús María, Florencio Varela

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