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21 de agosto. Viernes de la 20ª semana del Tiempo Ordinario

Rut 1,1.3-6.14b-16.22

Sal 145,5-6ab.6c-7.8-9a.9be-10

R/. Alaba, alma mía, al Señor

 Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba: Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley? Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.» Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.

Comentario.

Nuestra relación con Dios, nos dice el evangelio, es una relación personal, íntima y profunda. Nuestro amor hacia Él es principio y final de nuestra existencia, pero no es una relación individual. Jesús nos ama y nos pide que lo amemos pero de una forma especial, distinta, nos pide que lo amemos en los demás, en nuestros hermanos, en los que conocemos y queremos, en los cercanos pero, especialmente, pide que lo amemos en aquel que no nos es sencillo amar. En el desconocido, en el pobre, en el enfermo, en el necesitado. Y no de palabra, sino de práctica y de hechos cotidianos.

La verdadera religión comienza con el amor y la entrega absoluta y sin reservas a Dios y en la confianza total de su amor por nosotros. Este amor a Dios y esta entrega de nuestras vidas a Él, debe salir de nosotros y nuestros corazones y volcarse a los demás, amando se es amado, dando se recibe…

“La propuesta es el Reino de Dios; se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales.” (S.S. Francisco, Exhortación apostólica Evangelii gaudium, n. 180)

 Viviana Fernández
Comunidad educativa JM- Fcio Varela

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