Tiempo ordinario

22 de agosto.Santa María Virgen, REINA.

Isaías 9,1-3.5-6/

Sal 112,1-2.3-4.5-6.7-8/. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre

Lucas 1,26-38/

«En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Angel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». María dijo al Angel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». El Angel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios». María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho».Y el Angel se alejó.»medjugorje_05 (1)

 

 

 

 

Mateo 23, 1-12 «En aquel tiempo, Jesús habló tanto para el pueblo como para sus discípulos: «Los maestros de la Ley y los fariseos han ocupado el puesto que dejó Moisés. Hagan y cumplan todo lo que ellos dicen, pero no los imiten, porque ellos enseñan y no practican. Preparan pesadas cargas, muy difíciles de llevar, y las echan sobre las espaldas de la gente, pero ellos ni siquiera levantan un dedo para moverlas. Todo lo hacen para ser vistos por los hombres. Miren esas largas citas de la Ley que llevan en la frente y los largos flecos de su manto. Les gusta ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos reservados en las sinagogas. Les agrada que los saluden en las plazas y que la gente los llame Maestro. En cuanto a ustedes, no se dejen llamar Maestro, porque no tienen más que un Maestro, y todos ustedes son hermanos. No llamen Padre a nadie en la tierra, porque ustedes tienen un solo Padre, el que está en el Cielo. Tampoco se dejen ustedes llamar Guía, porque ustedes no tienen más Guía que Cristo. El más grande entre ustedes se hará el servidor de todos. Porque el que se pone por encima, será humillado, y el que se rebaja, será puesto en alto.»

Comentario.

“Es necesario acoger la buena doctrina, pero se corre el riesgo de desmentirla con una conducta incoherente. Por esto Jesús dice: «Haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen» (Mt 23, 3). La actitud de Jesús es exactamente la opuesta: él es el primero en practicar el mandamiento del amor, que enseña a todos, y puede decir que es un peso ligero y suave precisamente porque nos ayuda a llevarlo juntamente con él” (cf. Mt 11, 29-30). (Benedicto XVI, Ángelus, Plaza de San Pedro, 30 de octubre de 2011)

Nuestra coherencia de vida es nuestra primer tarea, hacer lo que se dice, proclamar a Dios en su infinita misericordia significa ser misericordioso con todos cuantos nos rodean; amar a Dios es amar al prójimo.

Es mejor ver a mi alrededor y analizar si ya vivo un testimonio auténtico de la fe que profeso con mi familia, amigos, compañeros de trabajo, comunidad parroquial… Al final, este testimonio se resume en la vivencia del mandamiento nuevo de Jesús: amando a aquel o aquella que se cruza a mi lado, estando alerta a sus necesidades, haciendo oración por los demás, hablando bien de otros y nunca criticando si las palabras no construyen; viviendo con sencillez, y sin vanidad, las obras de misericordia.

En esta coherencia aceptamos al hermano como Jesús aceptó a todos a su alrededor, con amor, esperanza, confiando que todos tienen algo bueno para dar, que todos somos creaturas de Dios. Emulamos a Nuestro Señor, viviendo en su mandamiento nuevo, en cada obra, acción o palabra, en cada mirada vemos al hermano, al hijo de Dios… nos amamos los unos a los otros como Él nos amó primero.

Viviana Fernández.Comunidad educativa JM de Florencio Varela.

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