Tiempo ordinario

14 de Octubre . Sábado de la 27° Semana del Tiempo Ordinario

Gálatas 3,22-29/

Sal 104,2-3.4-5.6-7/
El Señor se acuerda de su alianza eternamente

Lucas 11,27-28/

Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: «¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!». Jesús le respondió: «Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican».

Comentario

 

María Santísima tuvo un privilegio único… solamente ella, entre todos los millones de seres humanos a lo largo de toda la historia de la humanidad, tuvo la bendición de cargar al Hijo de Dios en su vientre… solamente ella tuvo el privilegio de amamantarle y de escucharle decir: “Mamá”… cuando miramos eso, no podemos aspirar a llegar a tener semejante gracia pues esa solamente le corresponde a María…

Pero en este pasaje, Jesús nos abre la puerta a la esperanza… pues Él nos dice que María, aún antes de ser Madre, fue discípulo… y si tuvo el privilegio de encarnarle en su seno fue porque primero “escuchó la Palabra de Dios y la puso en práctica”… y a eso también podemos aspirar nosotros… a ser discípulos obedientes y fieles, que buscan cumplir la Voluntad de Dios en sus vidas… para, así, volver a encarnar a Jesús en su corazón.

María, enséñame a guardar Su Palabra

en mi corazón…

 

Tiempo ordinario

1 de octubre. Santa Teresita

 

PRIMERA LECTURA

  • Lectura del libro de Isaías 66, 10-14c

 SALMO

Salmo responsorial Sal 130, 1. 2. 3

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 1-4

En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: -«¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?» Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: -«Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.»

Comentario

En el día de Santa Teresita , la Iglesia nos invita a seguir los pasos de esta Santa que desde su pequeñez y humildad se ha convertido en un ejemplo de santidad para todos. Ser como niños es la invitación de Jesús. Recuperar la inocencia , la pureza y la humildad de los niños para poder entrar en el Corazón de Dios y así abrazar su Reino.

Pidámosle a Santa Teresita , que su vida sea para nosotros una inspiración y deseo de seguir sus pasos

Frases de Santa Teresita para guardar en el corazón 
  • «Para mí, la Oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a JESÚS.»
  • «No poseo el valor para buscar plegarias hermosas en los libros; al no saber cuales escoger, reacciono como los niños; le digo sencillamente al buen Dios lo que necesito, y Él siempre me comprende.»
  • «Lo que me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento de poder encender en amor de Dios una multitud de almas que le alabarán eternamente.»
  • «Mi caminito es el camino de una infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta.»
  • «Quisiera yo también encontrar un ascensor para elevarme hasta Jesús, porque soy demasiado pequeña para subir la dura escalera de la perfección».
  • «Yo nunca aconsejo nada a nadie sin haberme encomendado a la Virgen Santísima. Ella es la que hace que las palabras que digo tengan eficacia en los que las escuchan».
  • «La vida es un instante entre dos eternidades.»
  • «¡Qué grande es el poder de la oración!. Se diría que es una reina que en todo momento tiene acceso directo al rey y puede conseguir todo lo que le pide.»
  • «La Santísima Virgen me demuestra que nunca deja de protgerme. Enseguida que la invoco, tanto si me sobreviene una inquietud cualquiera, un apuro, inmediatamente recurro a ella, y siempre se hace cargo de mis intereses como la más tierna de las Madres.»
  • «Se sabe muy bien que la Santísima Virgen es la Reina del Cielo y de la Tierra, pero es más Madre que Reina.»
  • «¡ Oh María ¡. Si yo fuese la Reina del Cielo y Vos fuésis Teresa, yo querría ser Teresa a fin de que Vos fuéseis la Reina del Cielo.»
  • «Voy a pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra.»
  • «Yo no muero, entro en la vida.»

 

«Mi caminito es el camino de una infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta.»


Tiempo ordinario

23 de agosto. Miércoles de la 20° Semana del Tiempo Ordinario

Ezequiel 34,1-11/

Sal 22,1-3a.3b-4.5.6/
El Señor es mi pastor, nada me falta

Mateo 20,1-16/

Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña. Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: «Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo». Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: «¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?». Ellos les respondieron: «Nadie nos ha contratado». Entonces les dijo: «Vayan también ustedes a mi viña».
Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: «Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros». Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.
Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: «Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada».
El propietario respondió a uno de ellos: «Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?».

Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos».

 Reflexión Dolores Aleixandre. («El tesoro escondido»)

Creo que si Jesús hubiera explicado más de lo que quería comunicar , hubiera dicho: «Dejaos contagiar por la gratuidad de vuestro Padre. Él prefiere vuestra confianza en su misericordia y su esplendidez más que vuestro esfuerzos y sacrificios. Acoged la noticia asombrosa de que su Amor no tenéis que merecerlo sino acogerlo y dejar que desencadene en nuestra vida una urgencia agradecida que os haga comportaros así con los demás»

Señor:

  • eres el «contratador» inexperto que te dejas llevar por una peligrosa inclinación a favorecera los que menos se lo merecen.
  • Eres el «jornalero» contratado por el Padre a trabajar en mi viña,por si encuentra en ella los frutos que anda buscando.
  • eres el «denario» recibido en mis manos vacías , como un salario que no me he ganado sino que me has dado gratuitamente.
  • ¿Con que salario podría yo pagarte que sigas aguantando el peso del día y del calor sin cansarte de cuidar esta viña ingrata que tantas veces soy?

«Vayan también ustedes a mi viña»

 

Tiempo ordinario

13 de agosto. Domingo 19° del Tiempo Ordinario

1 Reyes 19,9a.11-13a/

Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14/
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación

Romanos 9,1-5/

Mateo 14,22-33/

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,22-33):

Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo en seguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»
Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.»
Él le dijo: «Ven.»
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame.»
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios.»

Palabra del Señor

 

Comentario

Envueltos en los problemas de la vida cotidiana olvidamos la presencia de Dios y hasta llegamos a dudar de su existencia. Nuestra fe se debilita y se empobrece. Sólo si le damos espacio a Dios en nuestro corazón a través de la oración cotidiana podemos llenarnos de Él y decir como los discípulos “verdaderamente, TU eres el Hijo de Dios”.

Realizado por María Marta Romero

 

SEÑOR, DÉJAME IR CONTIGO(Javier Montes, S.J.).

 “Señor, déjame ir contigo

sólo quiero caminar

detrás, pisar donde pisas

mezclarme entre tus amigos.

 

Recorrer esas aldeas

que habitan los olvidados

los que no recuerda nadie

ver como los recuperas.

 

Quiero escuchar tu palabra

simple y preñada de Dios

que aunque a muchos incomode

a tanta gente nos sana.

 

Quiero sentarme a tu mesa

comer del pan compartido

que con tus manos repartes

a todos los que se acercan.

 

Y un día tocar tu manto

como aquella pobre mujer

suave, sin que Tú lo notes

arrancarte un milagro.

 

Esa que todos marginan

se atreve a acercarse a tus pies

y derrama su perfume

porque en Ti se ve querida.

 

Que de tanto ir junto a Ti

pueda conocerte más

Tú seas mi único amor

y te siga hasta morir”.

 

Tiempo ordinario

6 de agosto. La transfiguración del Señor

Daniel 7,9-10.13-14/

Sal 96/
El Señor reina, altísimo sobre la tierra

2 Pedro 1,16-19/

Mateo 17,1-9/

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado.

Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantará aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo». Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos, y tocándolos, les dijo: «Levántense, no tengan miedo». Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.

Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».

Comentario

Qué bien que estamos aquí! Cada vez que nos sentimos a gusto en algún lugar y estamos disfrutando de ese momento, queremos que el tiempo se detenga. Es una experiencia de amor que se relaciona con la vida de fe y encuentro con Jesús. Nos invita a no quedarnos, a salir de nuestras comodidades para poder anunciar a Dios.

Sandra Cornejo y Patricia Rodriguez, Comunidad Educativa de Florencio Varela

 

 

Semana Santa

13 de abril. Jueves Santo

Éxodo 12.1-8.11-14/

Sal 115,12-13.15-16bc.17-18/
El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo

Corintios 11,23-26/

Juan 13,1-15/

Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.

Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: «¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?». Jesús le respondió: «No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás». «No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!». Jesús le respondió: «Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte». «Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!». Jesús le dijo: «El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos». El sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: «No todos ustedes están limpios».

Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: «¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.

Comentario

Este gesto , forma parte de la esencia de ser cristiano. Jesús genera sorpresa en sus discípulos, que una tarea reservada a los esclavos de la casa, sea llevada a cabo por el Maestro. Su significado cala hondo en nuestro corazón y entendimiento. Ver a Jesús arrodillado lavando los pies de sus discípulos enseña al cristiano a ser humilde, servicial con el cansado, afligido, con el que no entiende demasiado de nuestra Fe, con  el que llega a nuestra casa buscando alivio, una palabra de esperanza. Su tarea hace sentir un profundo sentimiento de compasión para con nosotros.

Jesús lavando los pies al traidor enseña que conoce bien la condición humana y nos lleva a sentir la esencia del perdón y del servicio.

Jesús rompe todos los esquemas de su tiempo, en el que vivió y sus palabras, cada día se renuevan en nuestro entendimiento y corazón.

Celia Nin, Comunidad Educativa de Cardona

 

Jesús has bajado hasta lo más profundo del ser humano.

Con una toalla, has acariciado nuestros pies cansados de caminar.

 Te has arrodillado ante nosotros para levantarnos hasta el  Cielo

 Y  mostrarnos el Amor del Padre.

 Aquí estamos nosotros  Señor ,

contemplando  tu gesto y tratando de comprender la lógica del Reino.

Tú siendo Dios , te has hecho esclavo,

Tú  siendo la Vida , te has entregado por completo.

Encárnate Señor en mí, que el «servir» sea en mi vida,

el motor que mueva mis pensamientos , mis acciones , mi sentir.

Lávame Señor para que tu Agua renueve mis ser.

 

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31 de diciembre. Octava de Navidad

1 Juan 2,18-21

Sal 95,1-2.11-12.13-14

Juan 1,1-18

Al principio existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra
y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera
que, al venir a este mundo,
ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo,
y el mundo fue hecho por medio de ella,
y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos,
y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron,
a los que creen en su Nombre,
les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre,
ni por obra de la carne,
ni de la voluntad del hombre,
sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros.
Y nosotros hemos visto su gloria,
la gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: «Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo».
De su plenitud, todos nosotros hemos participado
y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés,
pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios;
el que lo ha revelado es el Hijo único,
que está en el seno del Padre.

Comentario

Jesús es la Luz

En el Evangelio de hoy hay un símbolo que tiene mucha fuerza… el símbolo de la luz. Adentrarnos en la imagen de la luz nos puede ayudar  a mirar este texto.

La Palabra es luz que brilla y la vida es luz que alumbra. Una luz que viene a dar plenitud a nuestra vida, una luz que da sentido a nuestra existencia, que da dirección y nos ayuda a caminar. La luz que pone su tienda en medio de nuestra noche.

Que el niño de Belén sea la luz que necesitamos en este momento de nuestra vida para caminar, para ver con ojos nuevos, para sanar, para construir Reino.

María Gabriela Parra RJM, Comunidad educativa de Buenos Aires

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21 de noviembre. Lunes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario

Apocalipsis 14,1-3.4b-5/

Sal 23,1-2.3-4ab.5-6

R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.

Lucas 21,1-4:

EN aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Comentario

El evangelio de este día nos muestra por un lado a unos ricos que colocaban su ofrenda en el templo y a una viuda que ofrece dos monedas de cobre. A los ojos de Jesús,  no escapa esta actitud de la mujer  que da todo lo que tiene, al contrario lo valora.

El texto nos enseña  que el que  hace un bien no se fija cuanto le cuesta sino el bien que hace y gozo que siente en ese gesto.

Lucia Anun, Comunidad educativa JM, Córdoba

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20 de noviembre. Domingo 34º del Tiempo Ordinario. Jesucristo Rey del Universo – Ciclo C

Samuel 5,1-3/

Sal 121,1-2.4-5

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.

carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1,12-20/

Lucas 23,35-43:
En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo:
«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había también por encima de él un letrero:
«Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha hecho nada malo».
Y decía:
«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
Jesús le dijo:
«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

Comentario

En la palabra menciona que uno de los malhechores crucificados le dice a Jesús que se acuerde de él. Sabiendo de los errores que había cometido decide no morir solo y reconocer a Jesús como su salvador. Jesús no solo que responde a su pedido sino que agrega “te aseguro que hoy estarás conmigo…”

Estas palabras son también para nosotros. El nos dice: “ Estoy con vos”, “ te acompaño en este momento de tu vida”, “No estás solo”, “Sostengo tu cruz” “No importa lo que hayas hecho”, “te perdono” “ te amo y te recibo”.

En nuestro cotidiano podemos tener actitudes que nos alejan del señor y del amor. ¿Cuántas veces hacemos y decimos cosas pensando solo en nosotros. ¿Cuántas  juzgamos a los demás por lo que hacen sin darle la posibilidad de escucharlo o  recibirlo? Pero Nunca es tarde para decirle: “Señor acuérdate de mí”.

Hay siempre una esperanza de salvación para cada uno y es el Señor. Jesús da esperanza y tranquilidad al ladrón, lo acompaña en ese momento.

Podemos ser como Jesús que no juzga, dando  tranquilidad y esperanza a amigos, familia, compañeros y personas  que se nos acercan. También podemos ser como el malhechor que  se arrepiente o como el otro ladrón que solo le importa salvarse.

En esta palabra Jesús nos muestra que  nos ama sin medida. Le pidamos no caer en el individualismo y dejar de  mirarnos a nosotros mismos para  levantar la mirada y descubrir que no estamos solos.

Pidamos abrir el corazón y ser dóciles a su amor para poder experimentar  su presencia y sentirnos acompañados.

 

Camila Serradell, Comunidad educativa JM, Córdoba

Tiempo ordinario

Martes de la 28ª semana del Tiempo Ordinario

Pablo a los Gálatas 5,1-6

Sal 118,41.43.44.45.47.48
R/.
Señor, que me alcance tu favor

Lucas 11,37-41
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa.
Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: «Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo.»

Comentario

Me llama la atención cómo Jesús es invitado a la casa de un Fariseo, aquel que tiene fama de ser un estricto cumplidor de la Ley de Moisés. Me pregunto ¿Por qué un Fariseo habrá invitado a Jesús, quien está «acusado» de saltearse algunas costumbres de todo buen judío? ¿Qué le habrá hecho abrir las puertas de su casa sabiendo que esto podría comprometerlo ante las miradas acusadoras de los demás «cumplidores»? Y junto con  estas preguntas me detengo en el modo en que el fariseo se extraña de lo que no hace Jesús y debería hacer. ¿Por qué esta contradicción? Y Jesús…con un atrevimiento parecido al del fariseo no duda en hacerle notar que está mirando lo de «afuera», y se olvida que Él ve el corazón. Jesús no se va de esa mesa compartida. El fariseo tampoco. Ambos son capaces de sostenerse en esa búsqueda de lo que verdaderamente da vida al hombre. Pienso y deseo, que en el fariseo, como en mí, triunfe la verdad de Jesús. Gracias Señor por venir a mi casa, sentarte a mi mesa, con todas mis contradicciones, con todas mis miradas equivocadas y con tanto amor «hablarme» e invitarme a empezar a mirar un poquito más como vos. Ayudame Jesús, sin tu gracia no puedo.

Centro comunitario, Comunidad JM de Tres Isletas