«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.»
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (56,1.6-7):” Porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos.”
Salmo :Sal 66,2-3.5.6.8 Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben
Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (11,13-15.29-32):“Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos”.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (15,21-28):
En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.» Él no le respondió nada.
Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando.»
Él les contestó: «Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.»
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: «Señor, socórreme.»
Él le contestó: «No está bien echar a los perros el pan de los hijos.»
Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.»
Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.»
En aquel momento quedó curada su hija.
Palabra del Señor
Comentario:
Jesús nos da una gran lección de fe, a través de una mujer cananea, que se acerca a pedir la curación de su hija. Jesús, le dice, que El, sólo fue enviado, a las ovejas extraviadas de Israel y ante la insistencia de la mujer, responde, que no está bien tomar el pan de los hijos, para dárselo a los perros. La fe de la mujer, y el amor por su hija, le dan el coraje para “corregir” a Jesús. Diciéndole, que hasta los perros, comen las migajas que caen de la mesa de sus amos. Jesús prueba la fe de esta mujer, y esa fe, es recompensada.
Claudina, experimentó esa valentía que da la fe, desde su “noche más terrible “, en Pierres Planteés, donde a pesar de las peores perspectivas, permaneció fiel, hasta la confianza plena en la providencia, cuando todo parecía ser más difícil.
¿Soy consiente, en mi vida cotidiana, de esta valentía que da la fe? ¿De qué me hace ser capaz, mi confianza en Dios?
“Cerca”
María de Cana adelantó su tiempo,
hasta la alegría amenazada de una fiesta de bodas.
La Cananea , en Tiro, ensanchó su espacio,
hasta el dolor extraño de una hija sin sosiego.
¡Dios de la vida, nuestra alegría y nuestro dolor,
son el metro y el calendario de tu corazón!
Benjamín González Buelta, sj
AFJM, Pablo Nogués, Buenos Aires, Argentina
Les compartimos la siguiente canción, para ayudar en la oración.